domingo, 11 de enero de 2015

INTRODUCCION

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Introducción


1. La tierra y la gente. La historia que estamos a punto de trazar nos mantendrá por un rato sobre terreno, con el cual se ha llegado a tener familiaridad, y el cual ha llegado a ser sagrado, a través de cinco siglos de asociación con los patriarcas, reyes y profetas del antiguo pacto. El escenario natural es el mismo sobre el cual Abraham, al principio de su peregrinaje, armó su tienda en Siquem; todo lo demás ha cambiado. Los pueblos y las ciudades antiguas han desaparecido o caído en el olvido; nuevos pueblos y ciudades han venido al frente. Canaán se ha convertido en Palestina, un nombre derivado de los filisteos. Los nombres del pueblo escogido han variado, con las variantes fases de su vida nacional. El nombre más antiguo, el de los hebreos, se ha adherido a ellos en el presente. El término Israel, usado desde los tiempos de Jacob en adelante, fue apropiado para el reino del norte después de la división bajo el reinado de Roboam; mientras que el término judío, de Judá, fue el nombre común nacional, usado por todo el período final del Antiguo Testamento y de todo el Nuevo Testamento. La nación no está ya más aislada como lo estuvo en los tiempos anteriores. La vida ha llegado a ser compleja. Muchas nuevas corrientes han fluido a ella. Un gobernador romano tiene su corte en la nueva capital en Cesarea, o en la antigua ciudad sagrada de Jerusalén. Los soldados romanos y los cobradores de impuestos romanos son presentes. El hebreo antiguo es la lengua sagrada de las escuelas, y debe ser aprendido así como un chico italiano moderno aprende el latín. El arameo es el idioma común de los nativos; mientras que el griego es el idioma de la literatura, y el latín lo es el de los círculos oficiales. 


2. Las cinco divisiones de Palestina. Palestina estaba dividida en cinco distritos en los tiempos del Nuevo Testamento, tres al oeste y dos al este del Jordán. Los del oeste eran,— a. Galilea, al norte, con una población provinciana, sin cultura, principalmente compuesta por judíos, sin embargo, con una gran parte constituida por gentiles. Capernaum era la ciudad principal, aunque la región alrededor del Mar de Galilea abundaba en ciudades y aldeas. b. Judea, al sur, más puramente judía, culta y aristocrática. Contenía a Belén, aldea sin importancia, excepto porque era el lugar en el que habían nacido David y Jesús; Cesarea, la capital romana, construida por Herodes el Grande, y Jerusalén, el corazón nacional y religioso, y el hogar de una raza ampliamente esparcida. c. Samaria, en el centro, con una raza y religión mestizas, intensamente odiada por, y que odiaba a sus vecinos judíos. Sicar, la antigua Siquem, el sitio del antiguo templo samaritano, era el lugar de mayor interés. Los distritos al este del Jordán eran,— d. Perea, al sur, con una población campesina compuesta, principalmente, por judíos. e. El distrito norte, al este del Jordán, no tenía nombre propio. Algunas veces se le llama Decápolis (el distrito de las diez ciudades); pero Decápolis sólo incluía la porción sur. Ésta corresponde a casi todo el antiguo reino de Basán, y puede, por lo tanto ser llamada el distrito de Basán. Ella constituía la tetrarquía de Felipe. La población era principalmente gentil en cuanto a la raza, y pagana en cuanto a la religión. El ministerio de Jesús se extendía a todos los cinco distritos, pero el interés se centra principalmente en Judea y Galilea.
3. Gobernantes de Palestina. a. Emperadores romanos.— Palestina estaba gobernada por gobernantes locales, sujetos a los emperadores de Roma. Los emperadores, durante el tiempo de Cristo, fueron Octavio (Augusto) César (31 a.C.–14 d.C.) y Tiberio (14–37 a.C.). Los emperadores posteriores, de importancia en la historia del Nuevo Testamento, fueron: Claudio (41–54 d.C.), Nerón (54–68 d.C.) y Vespasiano (69–
79 d.C.). b. Gobernantes locales.— La política local se puede resumir de la siguiente manera: 1) Reino de Herodes el Grande. Éste gobernó como un rey que heredó el poder, aunque estando sujeto, sobre todos los cinco distritos mencionados arriba, hasta su muerte, en el 4 a.C.1 2) La tetrarquía (gobierno de cuatro), del 4 a.C. al 41 d.C. El reino de Herodes fue dividido en parcelas entre tres de sus hijos. Arquelao (Mateo 2.22) recibió Judea y Samaria. En el año 6, cayó en desgracia con el emperador, y su reino se entregó a una serie de gobernadores imperiales, de los cuales, Poncio Pilato fue el sexto.
Antipas (Herodes el tetrarca, Mateo 14.3) heredó Galilea y Perea. Felipe (Lucas 3.1) llegó a ser el tetrarca del distrito de Basán. Un cuarto distrito es mencionado en Lucas 3.1. Lisanias no era de la familia herodiana, y Abilinia se encontraba fuera de los dominios de Herodes el Grande. 3) El reino de Herodes Agripa I, 41–44 d.C.2 Herodes Agripa

1 Nuestro método de medir el tiempo a partir del nacimiento de Cristo se llegó a usar en el siglo cuarto. El monje Dionisio Exiguo, el cual calculó la fecha, cometió un error de cuatro años. La muerte de Herodes, es probable que ocurriera a un año de haber nacido Cristo.
2 En el 37 a.C., Herodes Agripa I recibió el título de rey con territorios al noreste de Palestina como su reino. En el 39 d.C. Galilea y Perea fueron añadidas a su reino. En el
41 d.C. se le dieron Judea y Samaria. Ciertos autores fechan su reinado entre el 37 y el 44 d.C., (Hechos 12.1–23) era un nieto de Herodes el Grande. A través del favor del emperador Calígula, todo Palestina estaba unida bajo su gobierno, con Abilinia a la par; de manera que gobernó un territorio más grande que el de cualquier otro rey judío, después de Salomón. 4) Rey Agripa II 44–66 d.C.3 A la muerte de Herodes Agripa, una nueva división se hizo. A su hijo, Herodes Agripa II (Hechos 26.2), se le dieron las dos antiguas tetrarquías de Filipo y de Lisanias. Éste gobernó sobre ellas hasta la destrucción de Jerusalén y del Estado judío, en el 70 d.C. Fue sólo por cortesía que se le llamó “Rey Agripa”. Las otras provincias de Palestina estaban puestas bajo gobernadores, tal como en el tiempo de Poncio Pilato. Los que se mencionan en el Nuevo Testamento son Félix, 53– 60 d.C. (Hechos 23—24), y Festo 60–62 d.C. (Hechos 24—26).
3 El 66 d.C. marcó el comienzo de la guerra de los judíos en contra de Roma lo cual motivó al general romano Tito a entrar a la fuerza a Jerusalén y a destruir esa ciudad en el 70 d.C. 

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