jueves, 4 de junio de 2009

TIMOTEO

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TIMOTEO
Muchas veces las lecciones dolorosas son puertas abiertas a nuevas oportunidades. Aun el apóstol Pablo tuvo mucho que aprender. Poco después de su desagradable experiencia con Juan Marcos, Pablo reclutó a otro impaciente joven llamado Timoteo para que fuera su asistente.

La imponente personalidad de Pablo pudo haber sido demasiado para Juan Marcos. Fácilmente pudo haber ocurrido lo mismo con Timoteo, pero Pablo parece haber aprendido una lección de paciencia de su viejo amigo Bernabé. Como resultado, Timoteo llegó a ser un «hijo» para Pablo.
Es probable que Timoteo se convirtiera al cristianismo después de la primera visita misionera de Pablo a Listra (Hechos 16.1–5). Timoteo ya tenía un sólido entrenamiento judío en las Escrituras que le habían dado su madre y su abuela. Cuando Pablo visitó Listra por segunda vez, Timoteo había llegado a ser un respetable discípulo de Jesús. No dudó en unirse a Pablo y a Silas en su viaje. Su disposición para ser circuncidado cuando ya era un adulto habla con claridad de su compromiso. (El trasfondo mixto greco-judío de Timoteo pudo haber creado problemas en sus viajes misioneros, debido a que muchas de sus audiencias estarían formadas por judíos, para quienes el estricto cumplimiento de sus tradiciones era motivo de preocupación. La sumisión de Timoteo al rito de la circuncisión ayudó a evitar ese problema potencial.)
Más allá de las tensiones creadas por su trasfondo racial mixto, Timoteo parecía batallar con un carácter naturalmente tímido y una susceptibilidad por su juventud. Desafortunadamente, muchos que también poseen los rasgos del carácter de Timoteo son marginados rápidamente, considerados como un riesgo demasiado grande como para ejercer responsabilidad. Por la gracia de Dios, Pablo vio un gran potencial en Timoteo y confió en él al darle importantes responsabilidades. Durante un tiempo particularmente tenso en Corinto, Pablo envió a Timoteo como su representante personal (1 Corintios 4.14–17). Aunque aparentemente Timoteo no fue eficaz en esa difícil misión, Pablo no se deshizo de él sino que lo conservó como compañero de viaje.
Nuestras últimas imágenes de Timoteo vienen de las cartas más personales del Nuevo Testamento: 1 y 2 Timoteo. En ellas, el anciano apóstol Pablo se acerca al final de su vida, pero su ardiente deseo de continuar su misión no ha disminuido. Pablo estaba escribiendo a uno de sus amigos más cercanos, con quien había viajado, sufrido, llorado y reído. Habían compartido el gozo de ver a la gente respondiendo a las buenas nuevas y la agonía de ver el evangelio rechazado y distorsionado. Pablo dejó a Timoteo en Éfeso para que cuidara aquella joven iglesia (1 Timoteo 1.3, 4). Le escribe para animarlo y darle la dirección necesaria. Estas cartas han dado consuelo y ayuda a innumerables otros «Timoteos» a través de los años. Cuando usted enfrente un desafío que parezca estar más allá de sus habilidades, lea 1 y 2 Timoteo y recuerde que a otros les ha sucedido lo mismo.
Puntos fuertes y logros:
• Se convirtió después del primer viaje misionero de Pablo y se unió a él en sus otros dos viajes
• Fue un cristiano respetable en su ciudad natal
• Fue representante especial de Pablo en varios ocasiones
• Recibió dos cartas personales de Pablo
• Quizás conoció a Pablo mejor que cualquiera otra persona, llegando a ser como un hijo para él
Debilidades y errores:
• Luchó con su naturaleza tímida y reservada
• Permitió que otros lo menospreciaran por su juventud
• Aparentemente no pudo corregir algunos de los problemas en la iglesia de Corinto cuando Pablo lo envió allí
Lecciones de su vida:
• Ser joven no debe ser una excusa para ser inoperantes
• Nuestras insuficiencias e incapacidades no deberían impedirnos el estar disponible para Dios
Datos generales:
• Dónde: Listra
• Ocupaciones: Misionero, pastor
• Familiares: Madre: Eunice. Abuela: Loida. Padre griego
• Contemporáneos: Pablo, Silas, Lucas, Marcos, Pedro, Bernabé
Versículos clave:
«Pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio» (Filipenses 2.20–22).
La historia de Timoteo se narra en Hechos, a partir del capítulo 16. También se menciona a Timoteo en Romanos 16.21; 1 Corintios 4.17; 16.10, 11; 2 Corintios 1.1, 19; Filipenses 1.1; 2.19–23; Colosenses 1.1; 1 Tesalonicenses 1.1–10; 2.3, 4;


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