miércoles, 3 de junio de 2009

LECCION 10- POR QUE TANTO ALBOROTO

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Lección 10—¿Por qué tanto alboroto?
Al fin hemos arribado a la última clasificación de los dones: las manifestaciones del Espíritu Santo (1 Co 12.8–10). El interés en estas quizás haya sido mayor en este siglo que en cualquier otro.

El movimiento pentecostal a comienzos de esta centuria, y el carismático de los años sesenta y setenta, han dado lugar a un en-foque renovado de estas manifestaciones en un variado segmento de la Iglesia de Dios. La afamada Conferencia de Kansas City, celebrada en julio de 1977, congregó a católicos carismáticos, episcopales, bautistas, presbiterianos, luteranos, judíos mesiánicos, pentecostales y otros cristianos de tradiciones no denominacionales para exaltar el señorío de Jesucristo y afirmar su común compromiso para con la plenitud de la obra del Espíritu Santo, incluyendo sus manifestaciones tal como aparecen en 1 Corintios 12.8–10.
Al tomar esta última curva de los dones espirituales, hay un par de realidades que debemos tener presente. En primer lugar, a pesar de tener un mismo interés, no siempre la comprensión es común a todos. Los pentecostales de la corriente histórica y los carismáticos contemporáneos tienen, como es sabido, ciertas perspectivas doctrinales diferentes respecto a estas manifestaciones, como también respecto al bautismo en el Espíritu Santo (véase lección 2). Aunque aquí nuestro estudio no pretende abordar estas diferencias, es conveniente saber que existen y que debemos aprender a caminar siempre con humildad unos con otros. Deseamos tener convicciones sólidas, es cierto; pero, por lo demás, tengamos presente las palabras del apóstol Pablo: «Ahora vemos por espejo, oscuramente» (1 Co 13.12), con lo cual quiso decir que no entendemos a cabalidad todas las cuestiones doctrinales.
En segundo lugar, no nos proponemos estudiar estas manifestaciones simplemente para aumentar nuestro intelecto. Lo que dejamos en claro en la lección 3 en cuanto a que Dios quiere que estemos plenamente informados respecto a las manifestaciones espirituales sigue vigente; las cuatro lecciones que siguen se proponen lograr que estemos mejor informados. Pero más que eso está la cuestión de que nos entreguemos en manos del Espíritu para que estas manifestaciones se hagan reales en nosotros. Es posible saber mucho acerca de, estos dones y, no obstante, no ponerlos en práctica. Es evidente que hay un grado de soberanía en relación con su reparto (1 Co 12.11); pero también hay un claro llamado a «[procurar] los dones mejores» (12.31). Por esa razón dedicaremos bastante espacio a su estudio; formamos este alboroto porque estamos convencidos de que estos dones juegan un papel vital en la tarea de proporcionar al pueblo de Dios la plenitud de la vida del Reino. Puesto que estas manifestaciones constituyen un eslabón esencial en la cadena requerida para llevar a cabo el ministerio principal de Jesucristo de proclamar «el año agradable del Señor» (Lc 4.19), el deseo de Dios es que estos dones abunden entre nosotros. ¿Qué le parece si comenzamos, tanto a realizar nuestro viaje hacia una mejor comprensión de estos dones, como nuestro renovado compromiso a consentir en su provisión?
¿UN RÁPIDO REPASO?
En las lecciones 3 y 7 analizamos algunos aspectos clave de 1 Corintios 12 al 14. Conviene que vuelva a esas secciones y revise lo que descubrimos allí. Las verdades que aprendimos en ese momento van a orientar nuestros próximos estudios.
¿Y cómo le fue con el repaso? A continuación hay unas cuantas preguntas básicas para «examinarlo».
¿Por qué era necesario, en primer término, que Pablo escribiera esos tres capítulos?
¿Por qué era tan potencialmente peligroso que los corintios se estuvieran «extraviando»? (12.2)
¿Cuál tiene que ser nuestra motivación prioritaria al anhelar ser usados con cualquier manifestación del Espíritu?
¿Puede definir el significado de «manifestación»? ¿Cuál es la principal diferencia en la naturaleza de estas manifestaciones y los dones enumerados en Romanos 12 y Efesios 4?
PARA ESTAR MEJOR INFORMADOS
También dijimos claramente, en la lección 7, que cada persona de la Deidad otorga dones. Uno de los pasajes que respaldan esta afirmación es 1 Corintios 12.4–6. ¿Cuáles son las tres palabras que Pablo usa aquí para describir las diversas maneras en que cada miembro de la Trinidad opera en relación con la vida espiritual y con el otorgamiento de dones a la Iglesia?
a)
b)
c)
Lo que Pablo denomina «dones» dados por el Espíritu (v. 4) se describe como _______________ en el versículo 7. ¿Qué indica esto respecto al carácter de esas dos expresiones?
Al unir lo que sabemos de las manifestaciones, según lo que vimos en la lección 7, con las instrucciones de Pablo en 1 Corintios 14.26, ¿cuándo es razonable esperar que el Espíritu libere esas manifestaciones, «repartiendo a cada uno en particular como El quiere»? (12.11)
En base a 1 Corintios 12.13, ¿qué nos hace elegibles a ser usados en cualquiera de estas manifestaciones?
Pablo declara en 1 Corintios 12.7 que «a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho [de todos]». ¿Cómo expresa luego, en 14.12, el «para provecho [de todos]»?
A la luz del propósito dominante para estos dones (12.7), ¿qué es lo peculiar en cuanto a la manifestación de «diversos géneros de lenguas»? (1 Co 14.4a)
En 1 Corintios 14.22–25 mencionan dos modos en que la profecía en particular beneficia a la gente. ¿Cuáles son?
Estas nueve manifestaciones específicas del Espíritu Santo («revelaciones súbitas, declaraciones, operaciones instantáneas, auxilio espontáneamente concedido para hacer efectivo el ministerio») están a disposición de todo creyente, para que pueda llevar a cabo con mayor efectividad el ministerio del Reino. Ningún individuo, por sí solo, puede realizar toda la tarea; nadie ha de manifestar todos los dones. Nos necesitamos unos a otros, y necesitamos de toda la variedad de dones. Juntos, nos ayudan en la instrucción («palabra de sabiduría palabra de ciencia»), en ministrar a las necesidades de las personas («fe, dones de sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus») y en la adoración a Dios («diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas»). No son dones «permanentes» como los de Romanos 12 y Efesios 4, sino más bien herramientas otorgadas espontáneamente según surgen las necesidades y conforme lo determina el Espíritu (1 Co 12.11). Nuestra preocupación debiera ser siempre la liberación del don más apropiado para responder a las necesidades de individuos o grupos de ellos, aunque la manifestación de ese don se canalice por alguna otra persona.
EL REINO DE DIOS Y LOS DONES
Ya expresada nuestra convicción de que estas manifestaciones son vitales para que las personas alcancen la plenitud de la vida del Reino, es preciso que tomemos unos momentos para precisar con exactitud qué queremos decir con «la vida del Reino».Esto último se refiere a la clase de vida que el Reino de Dios proporciona a los individuos. «El Reino de Dios» era el mensaje central de Jesús y el foco de su ministerio (cf. Mc 1.15). «Reino» (del griego basileia) se traduce más acertadamente como …reinado» o «gobierno real». Se refiere al gobierno de Dios en nuestras vidas y circunstancias, reinado que se ejerce en virtud de nuestra relación personal con Jesucristo. Se trata del «gobierno soberano de Dios y la venida del Mesías, la cual significa el fin del dominio de la muerte y la extinción de los sistemas del mundo[…], es una realidad espiritual que penetra en nuestra vida, la gobierna y se manifiesta a través de ella en amor y servicio».
Jesús estableció claramente este enfoque al comienzo mismo de su ministerio, cuando aplicó a su misión el pasaje de Isaías 61.1, 2 (Lc 4.17–21). Lea ese pasaje y responda las siguientes preguntas, considerando los versículos 18 y 19.
¿Quién hizo posible este ministerio en la vida de Jesús?
¿Cómo lo hizo?
¿Cuáles eran las seis cosas que Jesús debía hacer (proclamar), como resultado de haber sido ungido por el Espíritu Santo?
«La profecía de Isaías 61.1, 2 se refiere a la liberación de Israel de su exilio en Babilonia como el año del jubileo, pero su consumación final esperaba la llegada de la era mesiánica. Jesús reclama enfáticamente ser el Mesías prometido, y su ministerio así definido deviene ahora la realización de la esencia de las buenas nuevas del evangelio del Reino de Dios. Más tarde Lucas aclara que el Señor transfirió este mismo ministerio a los discípulos (9.1, 2) y por último a toda la Iglesia (Hch 1.1, 2)».
Lea los siguientes pasajes y observe la integridad que el Reino de Dios brinda a las personas; más adelante, en las próximas lecciones, veremos cómo las manifestaciones del Espíritu están, con frecuencia, ligadas a esta dinámica.
Mateo 10.1, 8
Romanos 6.12–14
Colosenses 1.13, 14
Colosenses 1.27, 28
Hebreos 2.14, 15
¿Por qué tanto alboroto en torno a los dones? Debería ser obvio. La integridad más que la justificación es vital, y todo cristiano debería anhelar que se haga una realidad en sí mismo y en la vida de otros. ¿Por qué no habríamos de echar mano, entonces, de todas las herramientas (dones) disponibles para realizar esta tarea? No cabe duda de que es posible cortar el césped con un par de tijeras, pero, ¿por qué no hacerlo con una cortadora de césped? ¿Por qué ponemos obstáculos sin necesidad? ¡La persona bien equipada seguramente hará mejor la tarea!
INFORMACIÓN ADICIONAL
Consiga un diccionario bíblico y lea el artículo sobre «el Reino (de los cielos) de Dios». Luego tome una concordancia de la Biblia y busque entre seis y diez pasajes, de los Evangelios, que se refieran al «Reino», y anote lo que encuentra.
UNIDAD EN LA DIVERSIDAD
Dada la importancia de este asunto de la diversidad en las manifestaciones del Espíritu, es preciso que exploremos 1 Corintios 12.12–31 más detenidamente. «Para destacar la idea que se ha presentado en el párrafo anterior, la necesidad de la diversidad en el contexto de la unidad, Pablo adopta una analogía común en la antigüedad, y la aplica bien a la situación de los corintios. Al hacerlo, como a menudo ocurre con metáforas de tanta riqueza, aprovecha la oportunidad para referirse a las actitudes que necesitaban corrección en la iglesia de Corinto».
¿Cuál es la suposición básica del que parte Pablo? (vv. 12, 13)
¿Cuál parece ser el argumento central de Pablo en los versículos 15–19?
¿Cuál es su conclusión hasta aquí? (v. 20)
Según el versículo 21, ¿qué problema parece haberse presentado en Corinto, en relación al hecho de ser usados por el Espíritu?
Gordon Fee señala que algunas personas de alta posición en Corinto evidentemente sentían que podían arreglárselas sin otros miembros de la comunidad de la iglesia. Pablo comparaba a estos miembros que se suponían prescindibles, con los más débiles del cuerpo humano (muy probablemente los órganos internos). Su argumento era que, así como el cuerpo humano dejaría de ser completo y de funcionar sin todas sus partes, de la misma manera la Iglesia se debilitaría con la pérdida de cualquiera de sus miembros. Todos tienen una función que cumplir.
¿Por qué ha dispuesto Dios que sea necesaria la diversidad para llevar a cabo plenamente los propósitos del Espíritu? (vv. 24–26)
¿Cómo reúne Pablo las distintas partes de este capítulo para integrarlas? (v. 27)
¿Cuál es la respuesta esperada a la pregunta retórica con la que Pablo concluye su razonamiento? (vv. 29, 30) ¿Qué quiere demostrar?
LA LISTA AD HOC DE PABLO
Hay dos de los dones mencionados por Pablo, en esta lista ad hoc del versículo 28, que no se considerarán más en nuestro estudio. Son valiosos dones de servicio, que pueden o no haber sido cargos oficialmente reconocidos en la iglesia local. Ambos integrarían la segunda categoría descrita por Pedro: «Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da» (1 P 4.11). (Véase también la sección «Primero…Pedro» en la lección 7.)
RIQUEZA LITERARIA
Los que ayudan, antilempsis. El que tiene la habilidad de ayudar o auxiliar a alguien; el que brinda servicios múltiples. Esta es la única vez que el término aparece en el Nuevo Testamento en griego. Es un don de carácter amplio; algunos consideran que incluye las diversas actividades asociadas a los dones de ministerio: el don «de servicio» y el del que «hace misericordia» (Ro 12.7, 8).
Según 1 Timoteo 5.10, ¿cuáles son algunas expresiones concretas que podrían atribuirse a este don?
En base a Lucas 8.3, ¿en qué otra manera podría demostrarse este don?
RIQUEZA LITERARIA
Los que administran, kubernesis. Otro sustantivo griego único en el Nuevo Testamento que en la Septuaginta traduce la idea de orientar a alguien. Algunos lo interpretan como «realizar actos de orientación o dar consejos sabios a la Iglesia». No tiene nada que ver con habilidades administrativas, a pesar de la tradición largamente establecida de traducir este término como «administraciones/administradores». Encontramos un sustantivo análogo en Hechos 27.11 y en Apocalipsis 18.17, donde se traduce como «piloto».
De acuerdo con Proverbios 1.5, ¿qué debiera caracterizar a la persona que manifiesta este don?
Según Proverbios 11.14, ¿de qué forma opera, en parte, este don?
Este es un don muy valioso para la Iglesia, a pesar de que se menciona una sola vez. En Proverbios queda claro que la sabiduría (la habilidad de juzgar y obrar según las directivas de Dios) es una cualidad valiosa; se desarrolla prestando atención a las instrucciones de Dios y viviendo rectamente.
DE UN VISTAZO
Clama la Sabiduría (Pr 8.1)
La sabiduría se personifica en el libro de Proverbios y actúa como la Palabra dinámica de Dios. En el Nuevo Testamento, Jesús es quien se presenta como la sabiduría y como la Palabra de Dios.
ORIGEN DE LA SABIDURÍA
ENSEÑANZA DE LA SABIDURÍA
EL VALOR DE LA SABIDURÍA
EN DIOS (V. 22)
ETERNAMENTE (V. 23)
ANTES QUE TODAS LAS COSAS (VV. 23–30)
CORDURA (W. 5, 12)
DISCRECIÓN (V. 5)
COSAS EXCELENTES (V. 6)
VERDAD (V. 7)
ABOMINAR LA IMPIEDAD (V. 7)
JUSTICIA (V. 8)
CIENCIA (V. 12)
TEMOR DE JEHOVÁ (V. 13)
PRODUCE RIQUEZAS Y HONRA (V. 18)
VALE MÁS QUE EL ORO Y LA PLATA (V. 19)
LOS SABIOS SON BIENAVENTURADOS (VV. 32, 34)
LOS SABIOS HALLAN LA VIDA (V. 35)

FE VIVA
¿Qué le ha dicho Dios, personalmente, a través de esta lección? ¿Siente un ardiente deseo de ser usado en cualquier manifestación que Dios requiera? ¿Está orando para estar dispuesto a pagar el precio a ser usado de esa manera?
¿Está viviendo en unidad con otros cristianos en el marco de una congregación local? Cuando se congrega, ¿lo hace no sólo con la expectativa de ser usado en alguna manifestación, sino también con la de recibir de alguien más?
¿Ha notado en sí mismo que posee el don general de ayudar o el don específico del consejero? Si así fuera, ¿de qué manera se ha consagrado a desarrollarlo y a ponerlo en práctica?
Considere estas preguntas en oración, y luego póngase en actividad, en cualquier área que Dios le indique que se mueva. (Una advertencia: asegúrese de actuar en completa sujeción a los líderes de su iglesia local en lo que se refiere a las manifestaciones del Espíritu en sus cultos. La sumisión es un elemento vital para lograr la plenitud del Espíritu Santo.)

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