miércoles, 3 de junio de 2009

“LIBERTAD EQUIVOCADA”

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“LIBERTAD EQUIVOCADA”
Los designios de los hombres no lo sabemos hasta que vivimos toda una vida y descubrimos que solo DIOS nos lleva con su preciosa mano, los hombres en general estamos dispuestos a realizar nuestras vidas, como queramos, sin esperar que o quien nos diga que debemos hacer,

todos estamos acostumbrados a realizar primeramente lo que nos enseñan nuestros padres, después de la adolescencia, la mayor parte de los jóvenes y adolescentes, deciden querer ser independientes y hacer lo que ellos quieren sin ninguna orientación, e inclusive ellos, desearían ya vivir liberados de estar en la misma vivienda que ellos, pero por ser menores muchos no lo logran, al tener mas libertad los adolescentes y jóvenes se desvían de su manera de vivir y muchos caen en un circulo vicioso.
Los amigos que tienen mas libertad se dedican a reclutar a mas y mas para estar en un numero mayoritario de diversión, sin medida ni protección y muchos se desvían; inclusive adquieren costumbres de alcoholismo, fumar, fiestas, drogarse, homosexualismo, enfermedades contagiosas, sin contar el embarazo no deseado y llegar al aborto, esto es causa de la libertad desenfrenada que adquieren desde muy jóvenes.
En la CD de México se descubrió que en las escuelas de diversos niveles se encuentran lugares de diversión que promueven en general los vicios sin medida, dejando a las autoridades en vergüenza, que hasta los medios de comunicación tuvieron mayor éxito de investigación sobre este tema dando a conocer estos antros de vicios.
Los jóvenes descubren que sus padres, tenían razón de su retención de libertad y dedición de guiar sus vidas, que hasta se alejan de ellos y tienen miedo de acercarse, sin saber que son sus amigos de verdad, que son sus más íntimos consejeros, y se desvían del camino lleno del amor de ellos y se olvidan de Dios.
Aunque caído, el hombre es de inestimable valor ante el Todopoderoso. Aunque incapaz de salvarse, el hombre, como criatura, representa para Dios lo más elevado y mejor, hecho a su imagen y llamado a participar de su gloria. A la luz de la disposición de Cristo de entregar su propia vida por la redención del ser humano, tenemos una idea del valor que Dios le concede a este (1 P 1.18, 19). De ahí que, en nuestra opinión, la perspectiva bíblica sobre el valor fundamental del individuo, tanto a los ojos de Dios como de uno mismo, es un elemento esencial para el crecimiento personal y el desarrollo de nuestras relaciones con Dios y las demás personas. Habiendo creado al hombre a su imagen, Dios ha revestido a cada ser con un inestimable valor. Sus esfuerzos por la redención del hombre caído y pecador no ponen de manifiesto solamente el amor de Dios, sino su sabiduría al intentar recuperar lo que para Él es de infinito valor.

Cuestiones de ética y moral
¿Cómo abandonar la bebida y la drogadicción? (Ro 13.13, 14)
En cualquiera de estos dos casos una persona debe reflexionar sobre la conducta a seguir. No creo en el abandono paulatino de los cigarrillos, los narcóticos o el alcohol. Con estas cosas hay que romper de forma total. Ello significa que debes romper con todo lo que pueda tentarte (Ro 13.13, 14).
En mi caso, cuando encontré a Jesús, derramé una botella de licor de gran precio, para sorpresa de mi esposa, la cual todavía no había tomado la misma decisión. Ese momento fue decisivo para mí: no bebería más. Pienso que este es el caso de cualquier hábito que una persona considere pecaminoso. Ella o él deben decir: «Pues bien, esta fue la última vez. Se acabó». Y de ese momento en adelante, pídele a Dios que te ayude.
Debes confesar que has estado haciendo algo que consideras perjudicial, y que has estado profanando el templo de Dios (1 Co 6.19, 20). Debes decirle a Dios que deseas y necesitas su perdón y salvación. Debes renunciar a tu hábito y expulsar de tu cuerpo el espíritu del alcohol, los narcóticos o la nicotina. Ordénale que salga y decide que, con la ayuda de Dios, nunca más fumarás un cigarrillo, usarás la marihuana o recaerás en cualquiera de los malos hábitos que has abandonado.
Después de eso, no te reúnas con aquellos que te indujeron a adquirir esos vicios, ni con quienes puedan intentar hacerte volver atrás. Quizás sea difícil, pero es necesario. En su lugar, debes buscar nuevas amistades, preferiblemente cristianas, que hayan abandonado esos mismos hábitos y puedan apoyar tu decisión en esos difíciles momentos.
Toma alrededor de treinta días adquirir un nuevo hábito. Pasará aproximadamente el mismo lapso de tiempo antes que el cuerpo quede libre de venenos o sustancias químicas que provocan dependencia. Mantente lleno del Espíritu Santo. Reemplaza aquello que te ha esclavizado con la nueva experiencia de la plenitud del Espíritu (Ef 5.18).
¿Cuál es la diferencia entre adulterio y fornicación? (Mt 5.27)
Las relaciones sexuales entre una persona casada y alguien que no es su compañero constituyen adulterio.
Los Diez Mandamientos contienen la prohibición del adulterio: «No cometerás adulterio» (Ex 20.14). La razón es simple: el matrimonio constituye el fundamento de la sociedad y viene acompañado de la responsabilidad de criar a los hijos. Las relaciones extramatrimoniales fortuitas no sólo ponen en peligro el matrimonio, sino destruyen los sentimientos paternales y maternales por los hijos, y opacan los vínculos familiares.
La fornicación es sexo entre dos personas que no están casadas. El apóstol Pablo dijo que ello constituye un pecado contra el cuerpo. Recomienda a los cristianos huir de la fornicación como un pecado contra Dios y nosotros mismos, porque el cuerpo de los creyentes es el templo del Espíritu Santo (1 Co 6.18, 19). Pablo dice que si un creyente une su cuerpo al de una ramera (o alguien inmoral) está uniendo a Jesucristo con esa persona (1 Co 6.15, 16).
Es muy importante saber que ni los fornicarios ni los adúlteros entrarán en el Reino de los cielos (1 Co 6.9, 10). En el mundo de hoy, el término fornicación se usa raramente y las inmoralidades entre personas no casadas son comúnmente aceptadas como parte del estilo moderno de vida. Pero la inmoralidad, aunque algo corriente, es un pecado que privará a millones de la salvación, a menos que se arrepientan.
¿Qué dice la Biblia acerca de la homosexualidad? (Ro 1.27)
La Biblia dice que es abominación que un hombre se acueste con otro hombre como si fuera una mujer, o que una mujer haga lo mismo con otra como si fuera un hombre (Lv 18.22; 20.13). La Biblia dice que a causa de abominaciones como la homosexualidad, la tierra vomitará a sus moradores (Lv 18.25). El apóstol Pablo la llamó «inmundicia», consecuencia de haber sido entregados por Dios a «pasiones vergonzosas» (Ro 1.24–27). En el Antiguo Testamento, los responsables de estas prácticas eran expulsados de la congregación de Israel y ejecutados. En el Nuevo Testamento se nos dice que quienes practican la homosexualidad no entrarán al Reino de Dios (1 Co 6.9, 10). El apóstol Pablo se refiere a ella como la última expresión de la rebelión contra Dios. Cuando las personas cambian la verdad de Dios por una mentira, y comienzan a adorar a la criatura en lugar de al Creador, son entregados al mal. Cuando todos los valores se invierten, y aparece la anarquía moral, los hombres se encienden «en su lascivia unos con otros», al igual que las mujeres unas con las otras, pero en sus propios cuerpos recibirán el castigo de sus acciones (Ro 1.22–27). Desde un punto de vista bíblico, el ascenso de la homosexualidad constituye una señal de que la sociedad se encuentra en las últimas etapas de su decadencia.
¿Y del aborto qué? (Sal 139.13)
El aborto constituye definitivamente un mal. Es suprimir una vida humana, ya que la Biblia muestra que la vida comienza con la concepción. Dios nos da forma cuando aun estamos en el vientre de nuestra madre (Sal 139.13). El profeta Jeremías y el apóstol Pablo fueron llamados desde antes de su nacimiento (Jer 1.5; Gl 1.15). Juan el Bautista saltó en el vientre de su madre cuando se escuchó la voz de María, la madre del Señor (Lc 1.44). Obviamente, los niños ya poseen identidad espiritual desde que están en el vientre de sus madres.
Desde el momento en que ocurre la concepción comienza un proceso de desarrollo que continúa hasta la edad adulta. Dios condenó a los israelitas que sacrificaban sus hijos al dios pagano Moloc. Esas criaturas se consumían en el fuego del sacrificio (Lv 20.2), ofrecidos a un dios de la sensualidad y las conveniencias humanas. Lo mismo ocurre en nuestros días, y al actuar de esa manera confesamos que los seres humanos no valen nada para nosotros. Esta es una terrible mancha en nuestra sociedad.
La Biblia no es más específica en el caso del aborto porque tal práctica era algo impensable para el pueblo de Dios. Por ejemplo, cuando Israel estaba en Egipto, un faraón cruel forzó a los israelitas a matar a sus niños recién nacidos. En la Biblia se considera este incidente como el más alto exponente de la crueldad y la opresión (Ex 1.15–22). La idea de matar a sus propios hijos era anatema entre los hebreos. A todo lo largo del Antiguo Testamento, las mujeres soñaban con los hijos. Los hijos se consideraban un don de Dios. Las mujeres imploraban no estar estériles. ¿Cómo puede una mujer creyente destruir a su propio hijo? El aborto no solo es inconcebible, sino el máximo exponente de la barbarie pagana.

¿Cuál es el pecado más grande en el Reino? (Mt 23.2–12)
El mayor de los pecados es la soberbia, debido a una serie de razones (Sal 59.12; Pr 8.13; 16.18; 29.23). En primer lugar, la soberbia fue la causa de que Satanás pecara la primera vez que desobedeció. La soberbia dice: «Puedo hacerlo mejor que Dios», ¡y Satanás pensó que podía gobernar el universo mejor que su creador! (Is 14.12–14; Ez 28.12–19). En segundo lugar, la soberbia conduce inevitablemente al pecado de rebelión. Llevar a cabo llenos de orgullo nuestros propios planes nos pone necesariamente en conflicto con el plan de Dios. Por eso la Biblia dice: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (Stg 4.6).
No hay forma de mantenerse neutral en el Reino. O estamos con Jesús o en su contra. Los soberbios se ponen inmediatamente contra Él, porque no le han rendido sus vidas, poniéndolas al servicio de su causa.
Por último, la soberbia da lugar a los sentimientos de autosuficiencia, haciendo que no estemos dispuestos a aprender de Dios ni de otras personas. Jesús dijo que nos convirtiéramos y fuésemos como niños (Mt 18.3, 4). Estos son confiados y capaces de aprender; siempre están atentos a las enseñanzas del Padre.
Pero el soberbio supone que lo sabe todo y no quiere aprender, mientras las bendiciones del Reino son para aquellos que las imploran. Si no pides, no recibes.
El nombre de Dios revela esta verdad. Él es «Yo soy el que soy» (Ex 3.14). ¿Qué soy? La respuesta: El que provee tu necesidad. Soy sanidad, sabiduría, santificación, provisión, victoria y salvación. Su gran poder se extiende a todos como un cheque en blanco. Sólo hay que llenar el espacio de acuerdo con nuestra necesidad. Sólo puedes experimentar verdaderamente a Dios cuando comprendes que tienes necesidad de Él. Si creemos que nada nos hace falta, si somos totalmente autosuficientes, no dejamos lugar para Dios en nuestras vidas. De ahí que la soberbia nos prive de todas las bendiciones del Reino. La soberbia nos hace pecar contra Dios y contra nosotros mismos.

Recordemos que los caminos que elegimos, no son de manera aceptables para Dios, pero no nos deja de amar de dirigir, recordemos que tenemos un camino que corregir y levantar de esta vana manera de vivir tenemos un inicio y un final de que lado estas.
Recuerda que dios te da la oportunidad de salir adelante y vivir su santidad por medio de Jesucristo el libertador, tu tienes la elección recuerda Cristo de ama

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