miércoles, 3 de junio de 2009

LAS LÁGRIMAS DEL PASTOR

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LAS LÁGRIMAS DEL PASTOR

El puerto de la vieja ciudad de Mileto fue testigo, ese día de una de las despedidas mas emocionantes que haya vivido el apóstol Pablo en su viaje de macedonia hacia Jerusalén, donde paso tan solo dos días para tener una entrevista con los ancianos de la iglesia de Efeso. Mileto estaba en su corazón, y volvió a visitarla después de su encarcelamiento en Roma.


Pablo hizo llamar a los lideres de la iglesia para dejar en su manos algo así como su testamento pastoral, la cual es parte del libro de los hechos de los apóstoles (20:17-38). Realmente es una relato conmovedor que debiera formar parte de las credenciales ministeriales de todo pastor de almas; el apóstol da cuenta que, desde el primer día que entro en Asia, lo hizo “sirviendo al Señor con toda humildad, y con lagrimas, y pruebas…”.
El, que en aquel momento estaban de paso y partía y ellos que quedaban allí para proseguir celosamente custiodando la grey de CRISTO, mezclaron sus lagrimas como un tributo al DIOS del cielo por todo lo que se realizo durante los tres años de permanencia en la región en la que “ de noche y de día” (¿Cuándo descansaba?) “no cesaba de amonestar con lagrimas a cada uno” (v.31).
No es la única vez que San Pablo nos habla de sus lágrimas. Lo hace, escribiendo a los Filipenses (3:8) a propósito de la infidelidad de algunos a quienes tilda “enemigos de la cruz de CRISTO”.
Lo hace también cuando escribe su segunda carta a Timoteo, alabando su fidelidad pastoral (1:4).
Recomienda a los Romanos (12:15b.) “llorar con los que lloran”, como parte de un ministerio que se identifica con los gozosos y con los sufrimientos de su gente, porque el ministerio es encarnación pura y santa con el pueblo de DIOS y con el cual uno esta llamado a servir; es eso o no es nada. Es apacentar a las ovejas o trasquilarlas. A la hora de medir fuerzas, Pablo es una columna de bronce inconmovible, pero sensible y tierno con la almas en conflictos. Es un experto en el manejo del tema sobre el amor, el cual en sus momentos, sabe aplicarlo como un remedio infalible (1ª de Cor.13). Tiene mucho de Jeremías, apodado como el “el profeta llorón”, aunque visto en su dimensión pastoral es el gran apóstol de la victoria de la cruz y de la esperanza venidera. Y aun con sus lagrimas es un autentico interprete de CRISTO.

¿POR QUE LLORA EL PASTOR?
¿Por qué lloraron los profetas y los pastores de Israel? ¿Por qué lloro Jesús? ¿Cuál fue la razón de las lágrimas de la mujer pecadora en (Lucas 7)?
¿Y las de Pedro?... podríamos seguir hasta lograr añadir a los diversos ministerios con El Señor ha enriquecido a su iglesias, el de las lagrimas, siempre mensajeras de alegrías o de dolores insoportables, testigos de cargas aplastantes y de corazones quebrantados. Lagrimas, en fin, que cumplen una misión en la vida y que no pueden estar ausentes en ninguna congregación ni en los ministerios de todo hombre de DIOS.
El pastor de “alma y vida” llora como lloro JESUS por las almas perdidas, desamparadas y dispersas que no tienen pastor (MT. 9:36). La compasión domino el corazón del MAESTRO. Hoy, como entonces, las multitudes pasan ante nuestros ojos y no podemos permanecer indiferentes sin alcanzarles una porción de las ESCRITURAS o tan solo una selección bíblica que les hable del amor eterno de DIOS y de su salvación eterna ofrecida gratuitamente. El pastor suele llorar en silencio y con disimulo, la ingratitud de muchos que lo rodean. No es difícil encontrar en JESUS el sufrimiento por esta ingratitud humana: uno de los grandes motivos de sus lágrimas lo tuvo delante de si al contemplar el panorama de la ciudad de Jerusalén. La nostálgica repetición de su nombre, tras la tierna figura de la gallina que recoge sus polluelos debajo de sus alas, lo dice todo (Lucas 13:34). Jeremías deseaba que sus ojos fueran fuentes de ríos para llorar los pecados de su pueblo. Esta es la diferencia entre las lágrimas del pastor y toda otra lagrima. “Qué día más glorioso fue aquel cuando Esdras y Nehemías, reunidos con su pueblo en la plaza, leyeron” “La Ley de DIOS” su palabras, y reconociendo el pecado de los que había levado al exilio “lloraban oyendo las escrituras” (Neh. 8:1-10).
No hay nada fuera de la Palabra de DIOS que pueda llevarnos a un encuentro con EL. En ese momento podemos decir: ¡bendita la lagrima que cae de los ojos del pecador¡

EL PRIVILEGIO DE LAS LÁGRIMAS
JESUS antes de su partida hizo un importante anuncio a sus discípulos al cual entrelazó con una preciosa promesa: “les aseguro que ustedes lloraran y estarán tristes, mientras que la gente del mundo se alegrara. Sin embargo, aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en alegría” (Juan 16:20).
Pablo se posesiono de la promesa al decir: “considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después” (Romanos 8:18). Este es el inmenso privilegio de todo Siervo de DIOS, que busca en las lágrimas de su gracia. Con frecuencia, esas lágrimas son del alma, es decir, lagrimas que sus ojos vierten interiormente sobre un corazón sangrante y herido como lo fue el MESIAS: “Varón de dolores, experimentado en quebranto…”.
El Sermón del Monte no estaría completo sin la bienaventuranza para “los que lloran”. Pero no nos equivoquemos: no todas las lágrimas son motivo de felicidad. Lo serán para quienes saben llorara como lloro JESUS, como lloraron Pablo y Juan, como lloraron los mártires que, en su hora suprema, supieron bendecir en lugar de maldecir, y levantar sus manos al cielo pidiendo perdón para sus verdugos. Dichos el pastor que en su momento difícil puede decir: “Con CRISTO estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo mas vive CRISTO en mi; y lo que ahora vivo en la carne (aun con lagrimas) lo vivo en la fe del HIJO DE DIOS, el cual me amo y se entrego así mismo por mi” (Gálatas 2:20).

UNA PALABRA PERSONAL A MI HERMANO EN AFLICCION.
No puedo imaginar los motivos de tus lagrimas pero alguien que ha vivido intensamente su ministerio, por muchos años, podrá ver por tras si momentos de lucha, incomprensiones, criticas, nostalgias, de pronto, quebrantados de salud, que te impidieron rendir mas y servir mejor; la muerte siempre cercana de un ser amado; un hijo en rebeldía; hermanos en la fe, que como demás, han desamparado al pastor, solo tu y el SEÑOR conocen el secreto de tus lagrimas. En circunstancias como las tuyas, un día abrí mi Biblia buscando consuelo para mis lágrimas. En el libro de Isaías 38:5, descubrí que no estaba solo a leer aquellas palabras que DIOS puso en la boca del profeta ISAIAS, para que las diera a conocer al rey Ezequías, de quien dice que a causa de su enfermedad “lloro un gran lloro”. El mensaje fue: “e oído tu oración y he visto tus lagrimas”. Si, mi hermano en la aflicción y en la esperanza. ¡Adelante¡ sea cual fuere la naturaleza de tus lagrimas, quiero que sepas que el SEÑOR las vio, no estas solo agradece al SEÑOR tus lagrimas al orar, no impidas tus lagrimas déjalas correr para que cumplan su misión. Si no fueren lagrimas de ira o rebeldía, serán portadoras de alivio y como se trata colirio del cielo te permitirán ver de cerca la gloria del SEÑOR agradécele al SEÑOR la virtud concedida de tus lagrimas, virtud que mas de una vez hemos experimentado al saber que CRISTO no vino al mundo para suprimir el sufrimiento, si no para que fura útil y precioso. El arado que labra la tierra lo hace como hiriéndola en profundidad, para que caiga en ella la semilla que ha de generar el fruto apetecido. Así será con el dolor; una vez bañado con lágrimas dará sus frutos de bondad, justicia y verdad bajo la consolación del ESPIRITU SANTO (Efesios 5:9).
Agradece una vez mas al SEÑOR, porque EL vio tus lagrimas, y su mano, la mas poderosa del mundo, se poso sobre ti en el momento oportuno nunca digas “con el tiempo todo pasa, todo se cura”. El tiempo no hace nada: es el SEÑOR el que consuela, el que ve nuestras lágrimas; nos da salud y vida.
¡Bendito DIOS, autor de nuestras lagrimas¡ y dichoso el Pastor que, al final de su carrera, pueda decir que ha servido al SEÑOR “ con toda humildad, y con lagrimas, y pruebas”.

En recuerdo para mi pastor, mi hermano, mi amigo, mi concuño Miguel Ángel Martínez García que esta con CRISTO en la primavera del 2006 que sirvió a DIOS con todo su corazón, todo su amor, a sus semejantes que a pesar de estar en lecho de muerte no dejo de alabarlo jamás, dando a todo momento palabras de aliento a su congregación para que siguieran unidos en el nombre de JESUS, sea por siempre aleluya gloria a DIOS

SIN DEJAR A ATRÁS A MIS HERMANOS SIERVOS DEL SEÑOR QUE DIOS LOS BENDIGA POR SIEMPRE POR SU ESFUERZO EN EL SERVICIO DEL TODO PODEROSO ALELUYA A SU NOMBRE GLORIA

DIOS LOS BENDIGA POR SIEMPRE HERMANOS


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